Especial San Pascual

ANTIOQUIA

San Pascual estrena colegio después de 27 años de espera:

El camino al corregimiento San Pascual no se anda ligero. Desde Medellín son cuatro horas de curvas hasta Cañasgordas, y de ahí una hora más por trocha que se despeña entre montañas húmedas, siempre verdes y tupidas. En esas lomas nació y creció Deisy Góez Durango, la joven que alguna vez soñó graduarse en el colegio del caserío. Alcanzó a llegar a noveno, pero en 1998 la tierra se vino abajo: un deslave sepultó medio plantel y la ilusión entera de los estudiantes. Desde entonces, San Pascual aprendió a vivir con la promesa incumplida de un nuevo colegio.

“Yo estudié aquí en la institución educativa rural San Pascual. En 1998 yo tenía 14 años y estaba en octavo. Ese año llovió demasiado y un día, cuando regresamos de un fin de semana, vimos desprendido todo el solar de atrás. Qué susto tan berraco, porque pensamos que no íbamos a poder seguir estudiando porque realmente quedó bastante maluco”, recuerda. 

El deslizamiento marcó la vida del pueblo. Gobiernos locales y nacionales enviaban arquitectos e ingenieros con planos bajo el brazo. Los vecinos los vieron medir el lote una y otra vez.

“Cuando se consiguió el lote, en 2017, empezó [sic] unos años de lucha en papel, pero, o sea, promesas vanas; no se veían avances. Incluso ahorita es un milagro y una alegría uno saber que ya está esa infraestructura porque esperamos aproximadamente 27 años. Es mucho esperando”, señala Deisy.

Los campesinos de la región se organizaron, hicieron bazares, llevaron cartas, pusieron tutela con la esperanza de que algún día el colegio se levantara de nuevo. Pero las obras quedaban a medias.

                                         Colegio Rural de San Pascual.

        

 

Sede nueva del colegio, entregada por el FFIE.

 

Después de años de promesas incumplidas, apareció el Fondo de Financiamiento de la Infraestructura Educativa (FFIE), del Ministerio de Educación, encargado de ejecutar obras de colegios en el país. Llegó con una nueva promesa: levantar el colegio que ya muchos daban por perdido, condenado a ser otro elefante blanco. Los habitantes, escépticos después de tanta espera, no lo creyeron. Pero esta vez fue distinto: el 2 de mayo de 2023 las paredes comenzaron a levantarse, la cancha tomó forma, los techos se cerraron… y, al fin, se anunció la entrega.

Eran las diez y cuarto de la mañana del jueves 25 de septiembre, San Pascual amaneció distinto. Los niños se pusieron el uniforme impecable, los campesinos del corregimiento sacaron la ropa guardada para las fiestas. Deisy llegó con su hijo Martín, incrédula todavía: quería ver con sus propios ojos la obra de pie. Allí estaba, frente a ella, el colegio que soñó de adolescente: un complejo colorido, con laboratorios, restaurante, aulas amplias y una cancha sintética que reluce en medio de la montaña.

 

Padres y madres caminaron por los corredores del nuevo colegio, de la mano con sus hijos; se asomaron a las ventanas, respiraron el olor a pintura fresca. En voz baja se decían unos a otros: “por fin”. Hablaron de usar el colegio los sábados para validar el bachillerato, de

organizar torneos de fútbol, de abrir el espacio a toda la comunidad. La esperanza volvió a la zona rural de Cañasgordas, Antioquia.

Ese día, lo que el FFIE entregó no fue solo una obra: devolvió la confianza en que el Estado puede cumplir. Allí, en el Occidente antioqueño, donde alguna vez creyeron que tener presidente durante dos periodos seguidos haría de la región un paraíso de prosperidad, la promesa se fue desmoronando con los años. Solo con el Gobierno del Cambio, el colegio dejó de ser una promesa rota.

“El Gobierno del Cambio está en el territorio antioqueño, está comprometido, estamos sacando (adelante) obras de infraestructura que amenazaban ser elefantes blancos, pero también obras nuevas contratadas por el Ministerio de Educación y que son prioridad del presidente Gustavo Petro; seguimos adelante, estamos recorriendo el país y llevando infraestructura educativa a donde ningún gobierno había llegado”, Sebastián Caballero, gerente del Fondo de Financiamiento de Infraestructura Educativa (FFIE).

“Ha sido una lucha muy grande, pero gracias y gloria a Dios, ya lo tenemos aquí. Con la administración de Duque pensamos que, tal vez, esta vez sí nos iban a cumplir; sin embargo, no vimos avances de la obra”, indica don Manolo David, miembro del comité de padres de familia.

 

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