Sistemas para recoger y tratar agua lluvia, otro aporte del FFIE para mejorar la alimentación escolar

El Fondo de Financiamiento de la Infraestructura Educativa – FFIE ha instalado 18 sistemas de captación de agua lluvia para garantizar el suministro de agua en colegios de municipios como Buenaventura, San Andrés, Carurú (Vaupés), Becerril (Cesar) y Bogotá. 

Se levanta el olor de la tierra seca mojada por la lluvia, el petricor. Se escuchan gotas golpear el techo. Las hojas de las plantas se mueven con el viento. Desde su salón de clases, la profe Jacky alza la mirada al cielo. Se escuchan los chorros de agua correr por las canales, bajar por los tubos y chocarse con los tanques de almacenamiento. El colegio tiene agua para más semanas. 

Colombia es el país en donde más llueve en el mundo 

En nuestro país caen en promedio 3.240 milímetros cúbicos al año, mientras que Francia tiene 500,8 mm, España 346,5 mm y Reino Unido 287,6 mm. Egipto, el país en el que menos llueve en el mundo, caen 51 mm.  

Tener la mayor cantidad de lluvias en el planeta podría garantizar agua para toda la población. Sin embargo, por muchas razones, esto no sucede. 

Unos 38 millones de colombianos reciben agua apta para el consumo humano en sus casas; otros 13 millones no tienen acceso suficiente al agua, según cifras del Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio.  

¿Quién lleva el agua a las casas y edificios? 

En el país hay 3.082 empresas de acueducto que abastecen las cabeceras municipales y más de 10.000 organizaciones comunitarias que atienden las zonas rurales, con un costo anual de 40 billones de pesos (en 2023 el Presupuesto General de la Nación fue de 422,8 billones de pesos). Estas empresas captan el agua de nacimientos, ríos, quebradas, represas y lagos, es decir: aquella que corre por los suelos.  

En Colombia, se empezaron a construir acueductos en los años 60 y 70, financiados por el Gobierno Nacional. En los 80, la responsabilidad de administrar estas empresas se trasladó a los municipios. Algunos de ellos siguen encargándose de dicha gestión, otros cedieron la operación a privados. Muchas comunidades captan el agua lluvia porque no tienen acueducto o porque el que tienen falla con frecuencia.  

Los colegios del país están en todos los municipios, en sus cabeceras y veredas, donde hay suministro constante de agua y, también, donde escasea. Para funcionar, una institución educativa como la de la profe Jacky requiere agua, al menos para los baños.  

En algunas escuelas, los niños y profesores van hasta sus casas cada vez que requieren lavar sus manos o usar el baño. El agua para beber o cocinar alimentos es otro asunto. 

No llueve lo mismo en Quibdó que en La Guajira 

En 2019, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales – IDEAM desarrolló el más reciente Estudio Nacional del Agua, para identificar la oferta hídrica total del país – OHT; es decir, para conocer el volumen de agua que se escurre por la superficie de la tierra y fluye por los ríos, según las temporadas secas y húmedas del año.  

El estudio también permitió determinar las zonas hidrográficas que sufren eso que los expertos llaman “estrés hídrico”, es decir, aquellos lugares donde se están secando las fuentes de agua mucho más rápido de lo que la naturaleza logra reponerlas o repararlas. Bolívar, Magdalena y Nariño son los departamentos con mayor vulnerabilidad, seguidos por Boyacá, Santander y Tolima.  

Ante esos escenarios y las dificultades de suministro de agua en algunos territorios, ya sea por la falta de acueductos o por condiciones ambientales, instalar sistemas de captación de agua lluvia es una solución sostenible. Más aún en los colegios: “es un tema de autonomía. Si no tienes agua para el funcionamiento, no puedes tener a las niñas y niños en los salones. La educación está dependiendo de otros factores, de acueductos”, explica María Alejandra Zambrano, ingeniera hídrica del FFIE. 

El equipo del FFIE tiene en cuenta las condiciones de cada territorio para determinar cómo implementar sistemas de captación de agua lluvia. “Se deben comprender las dinámicas con las que cada comunidad entiende y utiliza el agua y la lluvia. Por ejemplo, para algunas comunidades indígenas no es aceptable construir una represa y frenar el flujo de los ríos” aclara Melissa Pulido, ingeniera ambiental del FFIE. 

Así funciona un sistema de captación de lluvia 

El primer paso que realizan los ingenieros del FFIE es un análisis hidrológico con información del IDEAM, de otras entidades y de las comunidades; es decir, establecen cuánta lluvia cae en la zona en la que está localizado el predio del colegio. Con esta información, determinan las dimensiones del tanque que debe instalarse para garantizar que el colegio tendrá agua todo el año, durante la temporada de lluvias, cuando se recolecta el líquido, y en la época seca, para la que debe haber reservas.  

De ahí en adelante, el sistema de captación se ajusta según la topografía y condiciones de cada construcción.  Si el terreno es plano, los tanques de almacenamiento y las tuberías deben distribuirse de forma horizontal sobre o bajo el suelo. Si el terreno tiene alguna inclinación, se puede utilizar la pendiente para facilitar la conducción del agua.  

Algunos diseños de los sistemas, por ejemplo, sitúan los tanques en el techo. Los ingenieros utilizan la fuerza de gravedad para hacer descender el agua por los bajantes, como los que hay en las casas, y distribuirla en los espacios del colegio: las baterías sanitarias y los aljibes para la limpieza y el riego, por ejemplo. 

En los modelos más complejos, las cubiertas o techos están diseñados para hacer caer la lluvia por unas canaletas o por sifones, para que descienda por tubos que atraviesan el edificio de arriba a abajo hasta conectarse con unos tanques o “cajas”, casi siempre de cemento.  

En esas cajas, el agua se divide según el uso. Si está destinada a limpieza y riego, pasa directamente al compartimento de depósito. En este punto hay dos opciones: distribuir directamente a los espacios que requieren el agua o pasar el líquido a sistemas de filtración que la envían con una mayor calidad, para luego ser repartida en todo el colegio.  

Si el agua va a ser utilizada para las cocinas, comedores y para preparar alimentos, debe trasladarse a un sistema de tratamiento y potabilización 

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Para los tanques ubicados bajo tierra y para los sistemas más complejos, se utilizan motobombas que impulsan el agua hacia niveles más elevados o distantes del punto donde está almacenada. En este tipo de sistemas no se recurre a un acueducto ni se recoge agua de ríos, quebradas, nacimientos u otro tipo de agua corriente sobre el suelo. La fuente exclusiva del sistema es la lluvia. 

Agua y salud infantil 

Los expertos de la salud (médicos, bacteriólogos, nutricionistas, etc.) han explicado durante décadas la relación entre el consumo del agua de mala calidad y enfermedades como la diarrea, la morbilidad y la mortalidad por padecimientos gastrointestinales. Esto tiene resultados aún más nefastos en niñas y niños. Por eso, instalar sistemas alternativos y sostenibles que garanticen el suministro del agua en las instituciones educativas, no sólo contribuye a la permanencia de los estudiantes y docentes en los colegios, también aporta a cerrar brechas por la distribución inequitativa de los servicios y a garantizar derechos básicos en condiciones dignas.  

Más razones para recolectar y usar el agua lluvia 

Como si lo anterior fuera poco, con estos sistemas sostenibles también se incentiva y se genera conocimiento y conciencia sobre las dinámicas de la lluvia y el agua, y crea capacidades en las comunidades para responder a las necesidades del territorio, de acuerdo con sus condiciones. 

Instalar estos sistemas en las instituciones educativas también responde a la Política Nacional para la Gestión Integral del Recurso Hídrico y aporta al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible – ODS relacionados con el agua y el saneamiento. 

Con los 18 sistemas sostenibles instalados hasta el momento por el Fondo de Financiamiento de la Infraestructura Educativa – FFIE, se beneficiaron 5.563 estudiantes, en obras de construcción, ampliación o mejoramiento de sedes educativas, que han tenido una inversión de 161.052 millones de pesos en total. 

Departamento 

Municipio  Institución 

Estudiantes 

Antioquia 

San Pedro de Urabá  Institución Educativa Rural La Cabaña sede Centro Educativo Rural San Juancito  150 
Archipiélago de San Andrés  San Andrés  Institución Educativa Técnico Industrial  760  
Archipiélago de San Andrés  Providencia  Institución Educativa Junín  175 
  Bogotá  Institución Educativa Plaza Logística  1.040 
  Bogotá  Institución Educativa Los Cerezos  1.040 
Cesar  Becerril  Institución Educativa Villa Matilde  37 
Chocó  Quibdó  Institución Educativa Isaac Rodríguez Martínez sede El Reposo  897 
Meta  Puerto Concordia  Institución Educativa La Vega sede Escuela Pozo Azul  21 
Meta  Puerto Concordia  Institución Educativa Mi Llanura sede La Orquídea  12 
Valle del Cauca  Buenaventura  Institución Educativa Jaime Roock sede Calle Honda  120 
Valle del Cauca  Buenaventura  Institución Educativa Jaime Roock sede San Antonio  95 
Valle del Cauca  Buenaventura  Institución Educativa Santa Cecilia  243 
Valle del Cauca  Buenaventura  Institución Educativa Santa Cecilia sede La Bartola  100 
Valle del Cauca  Buenaventura  Institución Educativa Antonio José de Sucre  203 
Valle del Cauca  Buenaventura  Institución Educativa José Acevedo y Gómez sede José Joaquín Caicedo y Cuero  240 
Valle del Cauca  Buenaventura  Institución Educativa José Acevedo y Gómez sede San Luis Gonzaga  160 
Valle del Cauca  Buenaventura  Institución Educativa Nuestra Señora del Perpetuo Socorro sede Antonio Aragón  220 
Vaupés  Caruru  Institución Educativa Departamental de Caruru sede Colegio Internado Bocas de Arara 

50 

 

Lo invitamos a escuchar a Fotón y La Profe, que nos explican cómo funcionan los sistemas fotovoltaicos en los colegios públicos.