- Esta institución educativa, que actualmente acoge a 1.200 estudiantes, es uno de los tesoros de las comunidades de Tierradentro.
- La geografía de la zona ha marcado la historia de la Normal Enrique Vallejo hasta amenazar con desaparecerla.
En la región de Tierradentro (Cauca) está la Normal Superior Enrique Vallejo, que ha formado a los docentes que han enseñado a las últimas cinco generaciones del departamento. “Ha venido a estudiar gente desde la costa Caribe, Tolima, Boyacá, Arauca, Pasto y diferentes rincones del país”, recuerda María Nibes Muñoz Ortega, actual coordinadora y quien lleva veinte años en la institución.
Colombia tenía 329.883 docentes para mayo de 2022, según el Ministerio de Educación. De ellos, 19.876 eran etnoeducadores: 10.343 afrocolombianos, 8.729 indígenas y 804 raizales. Del total de maestros, 113.866 (34,52%) son educadores ubicados en zonas rurales como Tierradentro.
En esta Normal, como lo explica Muñoz Ortega, los estudiantes “tienen que formarse con lengua nasa yuwe. Hay una cátedra en la que aprenden la lengua, su cosmogonía1, sus leyes, sus tradiciones, sus costumbres, sus usos y pues para ellos no es difícil interactuar con los niños de la zona rural, puesto que son también indígenas de la misma cultura, para que se siga potenciando y fortaleciendo la cultura”.
De acuerdo con la Nota Técnica sobre Formación Docente del Ministerio, “los docentes y directivos rurales son la clave para lograr una educación de calidad que transforme los mecanismos de reproducción del conflicto armado y la violencia del país y avance hacia la construcción de escenarios pacíficos de convivencia”.
Infraestructura educativa: resistiendo ante las fuerzas de la naturaleza
Sin embargo, la diversidad étnica no ha sido el único reto. La geografía de la zona ha marcado la historia de la Normal Enrique Vallejo hasta amenazar con desaparecerla.
El lunes festivo 6 de junio de 1994, a las 3:47 de la tarde, un sismo de 6.4 en la escala de Richter sacudió las cordilleras occidental y oriental. En 30 minutos, la capa blanca del Nevado del Huila se convirtió en una feroz avalancha que descendió por el río Páez, arrasó cientos de casas, dejó 1.100 personas muertas, 500 desaparecidas, 45.000 afectadas y se llevó una parte de la sede de la Enrique Vallejo en Belalcázar.
“Yo era de la comunidad religiosa bizantina, vinimos a relevar a las compañeras para que pudieran descansar. El internado se redujo en un 80%, pero continuamos prestando el servicio educativo en esa época”, cuenta Muñoz Ortega, quien estuvo presente. Las clases se dispersaron en varios salones, sedes y hasta en la plaza de mercado, donde fueron reunidos los estudiantes.
En 2007, el circuito de volcanes de la zona se reactivó. El 20 de noviembre de 2008 a las 9:45 de la noche, el Nevado del Huila erupcionó y veinte minutos después se escuchó una gran explosión que ocasionó el deshielo y tres avalanchas -más grandes que las de 1994- que descendieron al río Páez. En esa ocasión hubo doce muertos y lo que quedaba de la Normal fue arrasado. Sólo quedó en pie la capilla.
“En la noche sonaron las alarmas y todo el mundo tuvo que evacuar hacia la parte alta. El río sonaba toda la noche, estuvimos en vela con la gente que nos acompañaba. Por allá como a las 4:30 a.m., que ya cesó un poco la tempestad, nos pusimos las botas, nos pusimos el delantal y bajamos a mirar qué nos había dejado el río. Todo se había ido, quedó la capilla y la virgen”, recuerda Muñoz Ortega, quien estuvo liderando la evacuación del colegio esa noche.
Desde entonces, la reconstrucción de la infraestructura de la Normal ha tenido varias etapas, con intervención de la Secretaría de Educación Departamental y la Gobernación, el Municipio y, en la tercera etapa, el Ministerio de Educación Nacional por medio del Fondo de Financiamiento de la Infraestructura Educativa (FFIE).
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Un colegio, el centro de la vida del pueblo
“La Normal no es una infraestructura física meramente, sino que está andando en las familias, a través de sus estudiantes de investigación, desde las pedagogías que se vienen trayendo y más cuando esta es una Normal para formar pedagogos”, explica Susana Piñacué, especialista en educación étnica, lingüista, licenciada en etnoeducación e indígena nasa.
En municipios como Páez y el resguardo de Cohetando, donde está construida la Normal, a unos 15 minutos en moto desde la cabecera municipal de Belalcázar, las escuelas tienen una estrecha relación y un intercambio permanente con la comunidad, con las demandas de los padres, las rutas de transporte, los apoyos de colectivos, la interacción con grupos religiosos, etc.
Esta institución actualmente acoge a 1.200 estudiantes en dos sedes, la principal que tiene una mezcla de población mestiza, indígena y afro, y la sede de la Unión El Salado que recoge a 96 estudiantes de comunidades afrodescendientes.
“Cuando hay clases se mueve el comercio, el transporte, el alimento, se mueve todo. Si usted está en una época de vacaciones y viene a Belalcázar, usted ve el centro poblado, despoblado, no hay nadie. Pero cuando llegan los estudiantes esto cobra vida. Todo mundo va y viene en función de prestarle el servicio a la Normal”, cuenta alegremente Muñoz.
¿Cómo es enseñar en un territorio altamente interétnico, como en Páez, y qué debe hacer la infraestructura educativa en este escenario?
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Las obras de infraestructura educativa del FFIE en Cauca
En el departamento, alrededor de 34.050 estudiantes se han venido beneficiando de los 15 colegios nuevos y las 105 instituciones educativas mejoradas con las obras que ha ejecutado el Fondo de Financiamiento de la Infraestructura Educativa (FFIE).
La mayor cantidad de estudiantes están en Popayán (7.230), Caldono (2.700) y Timbiquí (2.200). La mayoría de los mejoramientos se han desarrollado en zonas rurales (77), se han construido 19 comedores y cocinas y 3 residencias escolares para que los estudiantes de las zonas más retiradas puedan acceder al colegio.
Estas obras se han destinado más de 88.000 millones de pesos, provenientes de los presupuestos del Ministerio de Educación Nacional (70%) y de las Secretarías de Educación del Cauca y Popayán, con los que se han intervenido al menos 31.640 metros cuadrados. Las mayores inversiones se realizaron en Villa Rica (15.000 millones), Popayán (14.000) y Corinto (13.000).
El FFIE adelanta gestiones para desarrollar nuevas obras en el Cauca y un total de 43 instituciones educativas podrían ser beneficiadas con mejoras de su infraestructura en 2024.