En Colombia, más colegios rurales funcionan con energía solar

  • El Fondo de Financiamiento de la Infraestructura Educativa (FFIE) ha instalado paneles solares en 38 colegios de 24 municipios para garantizar el suministro de electricidad.
  • Además de ser una fuente sostenible de electricidad, los sistemas fotovoltaicos permiten a niñas y niños apreciar fuentes alternativas para generar energía que la ciencia y la inversión estatal han hecho posible.

¡Clic! Y se hizo la luz. El sol ya no sólo ilumina el cielo; también enciende las bombillas de aulas y pasillos en colegios de zonas rurales en Colombia. Ese es el resultado del trabajo del equipo de ingenieros, arquitectos y maestros de obra del Fondo de Financiamiento de la Infraestructura Educativa (FFIE) que han instalado paneles solares para suministrar energía eléctrica en sedes educativas nuevas y mejoradas.

Los cables y postes de electricidad -vecinos frecuentes en las calles de las ciudades- que la transportan y distribuyen desde las plantas de generación eléctrica, no llegan a todos los rincones de nuestra geografía. En muchas veredas, centros poblados y corregimientos del campo colombiano, la electricidad se obtiene a partir de ruidosas plantas eléctricas que funcionan con diésel o ACPM, un hidrocarburo que emite gases y partículas que afectan la salud de las personas, los animales y el ambiente.

A la falta de conexión al Sistema de Transmisión Nacional (STN), que transporta la electricidad desde los grandes generadores, se suma la dificultad para conseguir diésel. Primero, por el acceso: no es igual comprarlo en Bogotá, donde sólo hay que ir a una estación de combustible, que en Amazonas, Buenaventura o la Sierra Nevada de Santa Marta. Segundo, por el costo: debido a la pobreza y al alto precio que puede tener el ACPM en algunos lugares, las comunidades y los rectores deben elegir entre pagar comida, por ejemplo, o alumbrar las escuelas prendiendo la planta.

¿Y si hay nubes y lluvias?

¡No hay problema! Los paneles solares utilizan la radiación que está presente en toda la atmósfera, rebotando contra el suelo, el agua de mares y ríos, y atravesando las nubes. Es decir, no es necesario que lleguen directamente los rayos del sol a los paneles.

Los ingenieros del FFIE hacen estudios para calcular la irradiación en las zonas donde se ubicará un colegio, utilizando datos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), de la NASA y otras fuentes, para asegurar que los paneles solares funcionarán y responderán a las necesidades energéticas de estudiantes y maestros. Para ello deben tener en cuenta la latitud geográfica (si el lugar está al sur o al norte de la línea del Ecuador), la altitud topográfica (la distancia vertical sobre el nivel del mar) y la transparencia de la atmósfera (la cantidad de radiación que llega a un sitio). En Colombia, por ejemplo, las regiones donde mejor podrían funcionar estos sistemas son Cesar, San Andrés, Tunja, Arauca, Santander o el desierto de la Tatacoa.

Así funciona la energía solar en los colegios públicos de Colombia

La colorida infraestructura de las escuelas rurales ahora incluye, cada vez más, cuadros de tonos oscuros que son paneles solares. Algunos de estos tablones están sobre techos o cubiertas de las edificaciones, otros en plataformas ubicadas para aprovechar de la forma más eficiente la radiación del sol.

Los paneles funcionan bajo el efecto fotoeléctrico, un fenómeno físico que ahora saben explicar muchos profes, no sólo los de Física. Tienen unos módulos hechos de materiales como silicio o galio, con los que se capturan los fotones que llegan desde el Sol a la Tierra. Los fotones son las partículas de energía que componen la radiación y la luz que vemos; los paneles los transforman en energía eléctrica.

Para agruparlos y protegerlos, estos paneles están ensamblados en marcos de aluminio que los preservan del polvo, la lluvia, el granizo o algunos sólidos. Hay un tejido de hilos conductores que une cada célula de los paneles para llevar la energía eléctrica al resto del sistema.

Para hacer funcionar computadores, bombillos, cargadores del celular o cualquier artefacto de uso cotidiano en la escuela, necesitamos corriente alterna (CA). Los paneles solares entregan corriente continua (CD), mucho más potente que la CA, por eso se requieren inversores o convertidores de potencia para almacenar la energía en baterías.

Los sistemas tienen baterías de litio, desde donde la energía es conducida a los enchufes de las paredes, las lámparas y otros equipos conectados. Para ello, estos sistemas se complementan con inversores que dosifican la electricidad según el voltaje requerido por cada electrodoméstico. Los convertidores también protegen las baterías de sobrecargas, descargas y cortocircuitos. Las baterías tienen una vida útil de alrededor diez años.

En muchos casos se trata de llevar la electricidad sostenible a sedes educativas que no la tenían. En otros lugares, supone reemplazar fuentes contaminantes de electricidad y, al mismo tiempo, reducir la factura que paga cada sede escolar. Pero hay un valor inestimable en estos proyectos: tener a la mano un ejemplo palpable para la educación ambiental.

¿Por qué elegir paneles solares?

Son fáciles de instalar, requieren poco y fácil mantenimiento, son eficientes, tienen una larga vida útil, el costo de las celdas solares es cada vez más bajo, sirven para todo tipo de edificaciones y funcionan de manera autónoma, no requieren estar conectados a una empresa generadora de electricidad.

Los paneles solares iluminan los salones de clase de forma eficiente, permiten tener aulas de tecnología o laboratorios en lugares donde antes no era posible. Los rectores y coordinadores de las instituciones educativas beneficiadas no tienen que destinar grandes recursos para el mantenimiento, simplemente deben hacer cuidadosas revisiones anuales para garantizar la correcta operación. Por su parte, las comunidades vecinas deben hacer un consumo consciente y racional de la energía.

Así, El Fondo de Financiamiento de la Infraestructura Educativa (FFIE) está impulsando el uso de energías limpias y sistemas sostenibles, a la vez que entrega sedes educativas en condiciones dignas y de calidad para que niñas, niños, adolescentes y jóvenes aprendan en todos los rincones de Colombia.

Leer sobre las más de 1.000 obras de mejoramiento de sedes educativas que ha desarrollado el FFIE en todo el país.

 

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